Cuando hablamos de joyería artesanal se nos pasan por la cabeza múltiples palabras pero… nos alejamos un poco del concepto que mejor define esta maravillosa labor: arte. Esto es exactamente lo que demuestra la diseñadora colombiana Natalia Hoyos al crear accesorios de lujo hechos a mano con materiales totalmente reciclados para su firma ÌCARA.
Su carrera de publicista la llevó a encontrar su verdadera pasión en las joyas: “Es gracioso recordar que, durante mis prácticas en el canal RCN, cada vez que podía vendía la bisutería que diseñaba en mis ratos libres. ¡Dedicaba más tiempo a ello que a cualquier otra cosa!”. Obviamente, lo que Natalia no se imaginó fue lo lejos que iba a llegar con su hobby.
Finalmente, decidió estudiar diseño de joyas en la Escuela Colombiana de Alta Joyería y, más adelante, tomó clases particulares con la diseñadora de joyería artesanal Adriana Bromet: “Con Adri aprendí muchísimo y fue un modelo a seguir para emprender el camino con mi propia marca”.
Al principio, Natalia reconoce que no se encontraba demasiado cómoda con el concepto de la sostenibilidad: “Tras algunos problemas de salud y sufrir el cáncer de mi padre, empecé a darme cuenta de lo perjudicial que es el plástico y de los daños irreparables que causa en nuestro ecosistema y en nuestra salud. Fue entonces, cuando me cambió el chip y decidí hacer algo por el planeta: fomentar su reciclaje a través de mi firma de joyería artesanal”.
Tal y como afirma esta diseñadora, su recorrido ha sido largo y necesitó de mucho aprendizaje pero… ¿cuál fue el momento exacto en que logró posicionarse como marca? «Todo sucedió gracias a Stitch Lab, una incubadora de talento latinoamericano en Miami. Jamás imaginé que en un país distinto al mío mi propuesta tuviera tan buena acogida. La primera vez que me presenté en uno de sus eventos fue en 2019 y quedaron encantados con mis diseños. Ahí fue donde los describieron por primera vez como arte. No olvidaré jamás ese momento”.
En esa ciudad, Natalia no solo encontró gente que apreció su talento, también encontró una segunda casa, donde espera afincarse en unos años: “En Colombia me frustraba muchas veces, porque sentía que, al no tener suficiente fama, mi talento pasaba desapercibido. Miami me abrió las puertas y conocí al instante personas que me apoyaron en todo el proceso de dar a conocer mi joyería artesanal”.
Desde entonces, la firma Ìcara es reconocida a nivel global y sus piezas han llegado a estar sold out tras pocos días después de su lanzamiento. La feminidad, la sofisticación y el mimo en el detalle son parte de su ADN. Natalia pasa mucho tiempo (cada pieza precisa, al menos, de 9 horas de trabajo) en su taller ubicado en la ciudad de Cali, donde se inspira en las flores y en los colores de la naturaleza para crear su joyería artesanal y sostenible.
Pero… ¿exactamente de qué están hechas sus joyas? “Mis diseños surgen a partir de plástico PET, platos desechables, corchos reciclados, tapas de botellas, sea glass, hilos y telas provenientes de deadstocks. Además, su packaging es de caña de azúcar«. Otro de sus puntos fuertes es que, por ejemplo, al ver los pendientes parecen ser pesados, pero en realidad son muy livianos y, por ello, no dañan las orejas.
Natalia demuestra con su firma que la circularidad es totalmente posible en el mercado de lujo. Solo basta con expandir la mirada y encontrar diversos modos de dar una segunda vida a materiales ya existentes: “Trato siempre de cuidar todos los detalles y de trabajar con amor para que cada pieza de joyería artesanal tenga una historia detrás, en la que se valore que todo está hecho a mano y quede claro que surge a partir de lo que para muchos es basura”.
Y aparte, la filosofía conscious de Natalia es un estilo de vida. La idea es que cada persona que lleve sus diseños se identifique con la firma: “He llegado a rechazar pedidos donde las clientas se alejan de lo que es Ìcara. No soporto la idea de usar algo únicamente porque está de moda o es lindo, me gusta que se valore todo el proceso de creación que hay detrás”.
La joyería artesanal de Ìcara inspira no solo por sus fascinantes diseños, también por los valores que trasmite como marca: “En pocos meses aspiro a formar un equipo propio de trabajo formado por artesanos colombianos para, asimismo, contribuir socialmente”. Y eso no es todo, atención, porque Natalia no para de seguir soñando y a corto plazo se visualiza creando otro tipo de piezas de arte como… cuadros y esculturas que, por supuesto, formarán parte del universo Ícara y tendrán un origen 100% sostenible.
