Cuando las hermanas Margaret y Katherine Kleveland decidieron crear en 2016 su propia firma de moda, Dôen, partieron de una premisa muy clara: usar sus prendas para celebrar la feminidad y honrar el vínculo que se establece entre ellas. Por este motivo, decidieron no hacerlo solas, sino en compañía de un colectivo de mujeres creativas y líderes empresariales, cada una especializada en una de las áreas fundamentales para emprender un negocio.
La idea se gestó a raíz de que ambas, con formación y experiencia previa en la industria de la moda, comprobaran asombradas (y no en el buen sentido) la escasa presencia femenina en puestos de poder al frente de una marca o empresa del sector. Un panorama desolador que les sirvió como aliciente para crear el citado colectivo de mujeres a través de una empresa colaborativa, inclusiva y ética no solo con el equipo de trabajo, sino también con sus consumidoras.
Su carta de presentación al googlear la firma es ya toda una declaración de intenciones. El eslogan Join the Collective (en español, “únete al colectivo”) da la bienvenida al universo femenino y romántico que envuelve Dôen, en el que la ropa sirve como medio, y no como fin, para alcanzar su misión principal: cuidar de un colectivo de mujeres acogedor y seguro que genere un impacto positivo en la industria de la moda global, tanto a nivel social, como medioambiental.
De este modo, Margaret y Katherine establecieron la empatía, la transparencia, la responsabilidad y el liderazgo femenino como pilares fundamentales sobre los que se asienta la firma. Y todo ello se traduce en un trabajo ético, justo y comprometido que, sin duda, se ve reflejado en cada eslabón que forma el engranaje de su eficiente colectivo de mujeres.
Por ejemplo, buscan trabajar con socios o proveedores que cuenten con mujeres en puestos importantes, asociándose también con trabajadoras y artesanas en cada paso de su cadena de suministro. Asimismo, este colectivo de mujeres trabaja firmemente por la inclusión, emprendiendo acciones continuas que abogan por la igualdad y por la creación de un entorno laboral seguro, independientemente de la raza, el género, la orientación sexual o la discapacidad.
El respeto por el medioambiente también ha estado entre sus objetivos iniciales, ya que tienen muy en cuenta el impacto que sus prendas puedan generar en el planeta. Durante los últimos años han ido progresivamente implementando diferentes medidas, como colaborar únicamente con fábricas e instalaciones que comulgan y cumplen con estos valores, o fomentando el empleo de materias primas ecofriendly para confeccionar sus prendas.
En esta línea, el pasado mes de enero presentaron una hoja de ruta estratégica para 2030 (disponible al completo en su web) centrada en reducir su huella de carbono y “en trabajar para devolver al planeta más de lo que toman de él”. Y también pusieron en marcha hace un tiempo la iniciativa Hand Me Dôen, un programa de intercambio de ropa entre su colectivo de mujeres cuyo fin es prolongar el ciclo de vida útil de sus prendas.
Junto al sólido componente social y político que caracteriza a Dôen, las hermanas Kleveland han sabido conjugar con éxito la fuerza de su discurso con la puesta en práctica de sus valores y el desarrollo de una estética propia, genuina y reconocible. Sus colecciones presentan un diseño atemporal con ecos vintage inspirado por la costa californiana de Santa Bárbara, lugar donde nacieron y crecieron. Las siluetas fluidas, los estampados de flores, los bordados de estilo boho o una paleta de tonalidades cálidas y empolvadas evocan paisajes y vivencias pasadas que viajan al presente desde una perspectiva romántica, empoderada y respetuosa con el planeta.
Lo cierto es que las prendas de Dôen están meticulosamente pensadas para conseguir que las mujeres que las llevan se sientan guapas y cómodas en su propia piel. Se trata de una firma accesible que empatiza y escucha a sus clientas para que vestirse se convierta en un auténtico acto de empoderamiento. ¿La mejor prueba de ello? El empeño de este colectivo de mujeres por ofrecer un amplio rango de tallas (desde las XXS a la XXL) en todas sus piezas.
Teniendo todo esto en cuenta… es más que evidente por qué Dôen se ha posicionado como una de las firmas de womenswear favoritas de los últimos tiempos. Tras siete años triunfando y con una fiel comunidad que no deja de crecer, se puede decir que este ejemplar colectivo de mujeres ha logrado su cometido: convertirse en referente dentro de una industria en la, desde un punto de vista feminista, todavía queda un largo camino por recorrer.
